Suenan la campanadas. Toca momento uvas. Silencio en la sala. ¡Feliz 2001! Todo son besos y abrazos entre el grupo de amigos mientras brindamos con champán para dar la bienvenida al nuevo año.
Levanto la mirada y estamos todos. Algo ridículos y es que nos faltan tablas para usar traje. Pero las costumbres dictan vestir de etiqueta esa noche y nosotros no somos nadie para atentar contra esta normativa. Por suerte,esa misma norma "obligaba" a las chicas a lucir vestidos sexys que dejaban lugar a la imaginación.... Mención especial el vestido de Natalia, que resaltaba sus encantos y sus sinuosas curvas en las cuáles tanto servidor, como el resto de la cuadrilla, no dudaríamos ni un instante en perdernos en ellas.
Natalia no era de nuestro grupo de amigos. Era una amiga de una amiga. Un clásico en este tipo de eventos y que suelen ser la "clave", y es que siempre es bueno tener ver caras femeninas, y más una noche como esta. ¿Verdad?. Ya la conocíamos, aunque de intercambiar unas palabrejas en un par de ocasiones. Nada importante. Sin embargo, un noche como esa, vestidos de gala y con suficiente alcohol como para un tren de cercanías hizo que cogeríamos confianza rápidamente, cual gacela escapando de la leona en la sabana africana.
Natalia no era de nuestro grupo de amigos. Era una amiga de una amiga. Un clásico en este tipo de eventos y que suelen ser la "clave", y es que siempre es bueno tener ver caras femeninas, y más una noche como esta. ¿Verdad?. Ya la conocíamos, aunque de intercambiar unas palabrejas en un par de ocasiones. Nada importante. Sin embargo, un noche como esa, vestidos de gala y con suficiente alcohol como para un tren de cercanías hizo que cogeríamos confianza rápidamente, cual gacela escapando de la leona en la sabana africana.
Recuerdo con gran nostalgia los momentos en que nos reuníamos los chicos del grupo para preparar la estrategia de ataque ante las féminas. Al ser amantes del fútbol siempre usábamos todo tipo de símiles futbolísticos para acordar la táctica. "Saldré con un 4-4-2, sino funciona meto un tercer delantero". "Lo importante, además de marcar, es generar ocasiones y peligro". ¡Qué recuerdos!. Lógicamente y una noche como esas, necesitaba una reunión especial, aunque y como se veía venir. Saltaron chispas. Y es que más de uno quiso jugar el mismo partido. Ante Natalia F.C. El clásico. El partido de galácticos.
Tocan la 1. Es momento de abandonar el local que alquilamos para cenar para ir a quemar la ciudad. El cuerpo lo pide. Primer local. Abarrotado. La gente lo da todo al son de Madonna con su hit "Music", un temazo que no puede faltar una noche como esa. Rápidamente me dirijo a la barra en compañía de mi amigo Isaac. Necesitamos dos copazos (más) para entrar en calor y sentirnos como en familia en ese local. Mi amigo también va a por Natalia, y ambos no dejamos de ver como se contonea en la pista. Es espectacular. Su vestido negro y de minúsculas dimensiones potencian su pecho y sus largas y esbeltas piernas. Pero su manera de moverse, me hacían perder en otra dimensión. Suena Shakira. "Suerte". Uno de los hits del año. La gente lo agradece. Ellas imitan los movimientos hipnóticos de la cantante colombiana. Los chicos, tarareamos la canción y nos movemos como patos. Otro clásico. ¡¡¡Peligro!!!! Un grupo de chicos se acercan tanto a Natalia como a nuestras amigas... Son más mayores y lo que es peor, les queda mejor el traje de luces que a nosotros. Además, y cosa poca habitual en un hombre, se desenvuelven bien en la pista de baile.
Se acerca Juan, el buenazo del grupo quien siempre tiene una sonrisa para todos, quien nos advierte del peligro en forma de buitres leonados que acechan a nuestras niñas. Asentimos y suelto una leve carcajada al ver el rostro de Juan. Está especialmente ridículo con la corbata en la frente cual diadema. Pero es feliz así. Y eso me alegra mucho, y es que no ha sido un buen año para el. No queda otra que hacer la táctica "melé" que no es más que entrar cual energúmenos en la zona ocupada por los buitres y amigas y formar una melé hasta conseguir el agobio general y fomentar la disuasión del grupo. Además, está Manuel, que con la sudada que calza, seguro que provoca la estampida en segundos.
Ya estamos en la pista y entre los buitres, que nos reciben como gatos enrabietados y ellas, que hacen lo propio entre diferentes estados de ánimo.... Supongo que es lo normal en estos casos. Rápidamente me dejo caer hasta la zona de Natalia, que sigue bailando como si no existiera mañana. Me situo justo detrás de ella y la cojo por la cintura mientras la semi-acompaño en sus pasos de baile, termina la canción y el Dj propone a Robbie Williams y su Rock Dj. Me corta el rollo. Odio esa canción y desde ese momento más aún. Pero a Natalia parece que le gusta y se gira para que la baile con ella. Tan solo me dejo llevar... y es que es complicado estar a la altura de una chica bailando. El objetivo es no hacer el ridículo y lo consigo. O eso creo. Uno de los motivos por el cual llegue a esa conclusión fue porque Natalia no me soltaba la mano, y eso es buen síntoma. Levanté la mirada y no vi ni rastro de los buitres, eso sí, me sorprendió ver a Isaac bailando con Marta, amigos de toda la infancia aunque con cierta tensión sexual no resuelta. Quizás esa sería una buena noche para poner los puntos sobre las íes. Quizás no. Pero ese no era mi partido, y rápidamente volví a centrarme en mi baile en Natalia. El Dj continuaba pinchando todo tipo de temas comerciales de la época mientras que continuamente animaba a los presentes a seguir moviendo el cuerpo. ¡Como si nos hicieran falta ánimos! Parecíamos caballos desbocados. Paulina Rubio en escena.... Suena "Yo no soy esa mujer", otro clásico del año y en el que las mujeres se reafirman en su postura de mujeres independientes y liberales. A Natalia le gustaba esa canción. Aunque dejó de moverse bruscamente para cantarme la canción cerca del oído. Muy cerca...
Tocan la 1. Es momento de abandonar el local que alquilamos para cenar para ir a quemar la ciudad. El cuerpo lo pide. Primer local. Abarrotado. La gente lo da todo al son de Madonna con su hit "Music", un temazo que no puede faltar una noche como esa. Rápidamente me dirijo a la barra en compañía de mi amigo Isaac. Necesitamos dos copazos (más) para entrar en calor y sentirnos como en familia en ese local. Mi amigo también va a por Natalia, y ambos no dejamos de ver como se contonea en la pista. Es espectacular. Su vestido negro y de minúsculas dimensiones potencian su pecho y sus largas y esbeltas piernas. Pero su manera de moverse, me hacían perder en otra dimensión. Suena Shakira. "Suerte". Uno de los hits del año. La gente lo agradece. Ellas imitan los movimientos hipnóticos de la cantante colombiana. Los chicos, tarareamos la canción y nos movemos como patos. Otro clásico. ¡¡¡Peligro!!!! Un grupo de chicos se acercan tanto a Natalia como a nuestras amigas... Son más mayores y lo que es peor, les queda mejor el traje de luces que a nosotros. Además, y cosa poca habitual en un hombre, se desenvuelven bien en la pista de baile.
Se acerca Juan, el buenazo del grupo quien siempre tiene una sonrisa para todos, quien nos advierte del peligro en forma de buitres leonados que acechan a nuestras niñas. Asentimos y suelto una leve carcajada al ver el rostro de Juan. Está especialmente ridículo con la corbata en la frente cual diadema. Pero es feliz así. Y eso me alegra mucho, y es que no ha sido un buen año para el. No queda otra que hacer la táctica "melé" que no es más que entrar cual energúmenos en la zona ocupada por los buitres y amigas y formar una melé hasta conseguir el agobio general y fomentar la disuasión del grupo. Además, está Manuel, que con la sudada que calza, seguro que provoca la estampida en segundos.
Ya estamos en la pista y entre los buitres, que nos reciben como gatos enrabietados y ellas, que hacen lo propio entre diferentes estados de ánimo.... Supongo que es lo normal en estos casos. Rápidamente me dejo caer hasta la zona de Natalia, que sigue bailando como si no existiera mañana. Me situo justo detrás de ella y la cojo por la cintura mientras la semi-acompaño en sus pasos de baile, termina la canción y el Dj propone a Robbie Williams y su Rock Dj. Me corta el rollo. Odio esa canción y desde ese momento más aún. Pero a Natalia parece que le gusta y se gira para que la baile con ella. Tan solo me dejo llevar... y es que es complicado estar a la altura de una chica bailando. El objetivo es no hacer el ridículo y lo consigo. O eso creo. Uno de los motivos por el cual llegue a esa conclusión fue porque Natalia no me soltaba la mano, y eso es buen síntoma. Levanté la mirada y no vi ni rastro de los buitres, eso sí, me sorprendió ver a Isaac bailando con Marta, amigos de toda la infancia aunque con cierta tensión sexual no resuelta. Quizás esa sería una buena noche para poner los puntos sobre las íes. Quizás no. Pero ese no era mi partido, y rápidamente volví a centrarme en mi baile en Natalia. El Dj continuaba pinchando todo tipo de temas comerciales de la época mientras que continuamente animaba a los presentes a seguir moviendo el cuerpo. ¡Como si nos hicieran falta ánimos! Parecíamos caballos desbocados. Paulina Rubio en escena.... Suena "Yo no soy esa mujer", otro clásico del año y en el que las mujeres se reafirman en su postura de mujeres independientes y liberales. A Natalia le gustaba esa canción. Aunque dejó de moverse bruscamente para cantarme la canción cerca del oído. Muy cerca...
- Cambia tu manera de pensar en mi.... o verás como no me encontrarás aqui....
- ¿Como pienso yo?
- Yo no soy esa mujer que no sale de casa.........
- Ya te veo.... ya....
- La que firma un papel y te entrega tu vida....
- Ahhh vale.... me estás cantando...
- Y que pone a tus pies lo mejor de tu alma....... No me convertiré en lo que quieres.......
- Esto.... ¿te han hecho mucho daño los chicos?
- Algo.... ¿se nota?
- Si, pero no todos son iguales mujer. No es bueno generalizar.
- Ahora me dirás que tu eres diferente a todos, ¿no?
- Para nada, supongo que no soy ningún santo.
- Bueno.... prefiero no saberlo. Calla y baila conmigo.
- Cállame con un beso
- ¡¡¡Yo no soy esa mujer..........!!!!
- ¿Qué quería?
- Pues se aburre y me ha comentado de ir a X.
- ¿Y por qué no vas?
- Porque seguro que en X nadie me regala una sonrisa como la tuya.
- Ahhhh... (Se ruboriza). Pero es tu mejor amigo, ¿no?
- Si, un buen amigo. Y precisamente por eso. Lo entenderá.
- ¿El qué?
- Que no me separe de tu lado.
- Me pensaba que eras de otra forma.
- ¿Como?
- Más chulo y prepotente
- Ya sabes.... pueblo pequeño y malas lenguas....
- Cállate y bésame
¡Gol en Balaídos! Damos conexión con el estadio del Celta. Corría el minuto 62 (3:30 a.m aproximadamente) cuando y después de marear la perdiz en el borde del área un pase al hueco servia a un servidor para perforar por primera vez la portería del Eíbar.
Me supo a gloria ese beso, y es que esos labios carnosos me engancharon desde el primer momento. A partir de ese momento, la noche tomó un cáliz totalmente diferente, y no nos separamos en ningún momento, llevando a la práctica todo tipo de bailes sensuales que terminaban con besos de tornillo ante la mirada atónita de mis amigos que, aunque pagarían por estar en mi situación, se alegraban por mi.
4:30 de la mañana. Juan ya no puede más. Está empezando a odiar el local. Por otra parte, Isaac sigue acechando a Marta. Parece claro que esa noche pasará algo entre ellos. Finalmente, Manu sigue dándolo todo en el centro de la pista. Es un todoterreno y se adapta a cualquier historia. Natalia se separa un momento de mi lado. Toca ir al baño. Pipí, retoque personal y cotilleo con las amigas. Hay tiempo para llamar a la manada y darnos un abrazo colectivo. Ese momento vale millones. Ni eso. No hay dinero que pueda pagar eso. Además, el Dj parece ponerse de nuestro lado y nos sorprende con un temazo que hacía horas que esperábamos. Gigi d'agostino y su The Riddle. Imposible ser más acertado.
Silencio. Suena música de culto.
4:30 de la mañana. Juan ya no puede más. Está empezando a odiar el local. Por otra parte, Isaac sigue acechando a Marta. Parece claro que esa noche pasará algo entre ellos. Finalmente, Manu sigue dándolo todo en el centro de la pista. Es un todoterreno y se adapta a cualquier historia. Natalia se separa un momento de mi lado. Toca ir al baño. Pipí, retoque personal y cotilleo con las amigas. Hay tiempo para llamar a la manada y darnos un abrazo colectivo. Ese momento vale millones. Ni eso. No hay dinero que pueda pagar eso. Además, el Dj parece ponerse de nuestro lado y nos sorprende con un temazo que hacía horas que esperábamos. Gigi d'agostino y su The Riddle. Imposible ser más acertado.
Silencio. Suena música de culto.
Si tuviera que seleccionar uno de los momentos más especiales de mi vida, este, sin duda, sería uno de ellos. Nochevieja con los amigos de toda la vida y un temazo de fondo. Pagaría mucho dinero por tener un vídeo de esos 4 minutos aproximados.... Acaba la canción.... y suena Sash.... ¡¡¡ECUADOR!!!... Subidón. Giramos la mirada hacia el Dj en señal de agradecimiento. Nos devuelve el saludo con un guiño mientras empuña el micrófono para animar al personal, que está que se sale. Sobretodo Juan, que en pocos minutos ha cambiado totalmente su semblante. Vuelve a ser feliz. Y lo demuestra despojándose de su camisa mientras deja entrever su proyecto de tripilla. Parece que le da igual. Solo faltaba un detalle en forma de tema. Os hablo de Insomnia. Una canción que sonó mucho y lo sigue haciendo en las discotecas. Hasta la fecha no he encontrado una canción con un subidón más escalofriante y bestial. Y el Dj cumplió. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Suena INSOMNIA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!. La discoteca se viene literalmente abajo. Tengo grabado a fuego ese momento. Pasarán los años pero no olvidaré esos minutos. Jamás.
Aparece Natalia en escena. Me corta el rollo. Hubiera deseado que se quedara un rato más en el baño. Pero echaba de menos sus labios. Y rápidamente fui a degustar ese elixir prohibido ante el descontrol de mis amigos que emulaban la celebración de un gol.
6 de la mañana y nuestro amigo Dj empieza a anunciar que la fiesta empieza a llegar a su final. Las luces se encienden y el panorama es desolador. Caras sudadas desencajadas y maquillajes corridos por doquier. Parece la casa del horror. Toca volver a casa. ¿Con Natalia o con la cuadrilla?
6:15 a.m, estamos en plena calle con un frío insufrible. Juan propone continuar la fiesta en un antro de unos compañeros suyos. Rápidamente desechamos la opción. Conocemos los amigos de Juan. Y digamos que son los que no presentarías a tus padres. Marta e Isaac están a unos metros. Siguen hablando. Cada poco rato se abrazan. Manuel lanza sus últimos dardos envenenados a unas chicas bastante afectadas etílicamente y parece que no están por la labor de cortejar con nuestro amigo. Pero Manuel sigue ahí. Lleva el límite el refrán que dice lo de quien sigue la consigue... Natalia se acerca....
- ¿Qué vais a hacer?
- No lo sé..... aunque me gustaría estar contigo.
- A mi también....
- ¿Donde duermes?
- En teoría con Marta... pero mira como está con Isaac....
- Ya..... esos dos tendrán algo... ¡ya verás!
- Seguro.... siempre están igual......
- ¿Vienes a dormir a mi casa?
- No se....me da vergüenza.... ¿estás solo?
- Bueno.... está mi hermano.... pero mis padres no están....
- Ah vale.... espera que hable con Marta y te digo algo......
- Vale....
Me reúno con los chicos mientras les comento la idea. Todos se alegran. Y me dan calmantes y me dedican miradas cómplices. Supongo que era nuestra forma de felicitarnos por el polvo que, presumiblemente, iba a consumar con Natalia. De reojo la miraba a ella, mientras hablaba con Marta, parecía que no había ningún peligro, y más cuando Marta me guiñó el ojo.
Después de comer unos churros estaba delante de mi casa en compañía de Natalia. La tenía toda para mi. Entramos y la casa está hecha un trapo. Se ve que mi hermano había montado una cena con sus amigos y no habían recogido nada. Eso daba igual. Desde el momento que entramos en casa no dejamos de besarnos y buscar el contacto de nuestros cuerpos, ansiosos de sentirnos el uno al otro, mientras que la excitación crecía por momentos. Recorrimos cada uno de los rincones de la casa besándonos con pasión y frenesí, incluso con ciertas dosis de agresividad que no hacía más que excitarnos más. Iba levantando poco a poco su vestido para dejar a la vista sus nalgas prietas y redondeadas y ligeramente bronceadas a pesar de estar en Enero. Llevaba la ropa interior roja tal y como mandan las tradiciones. El sujetador también. Natalia se encontraba con el vestido a modo de cinturón mientras yo estaba sin camisa. La pasión nos elevó hasta el infinito y más allá. Y pasó lo que tenía que pasar. Bajé rápidamente las bragas. Necesitaba sentirla dentro. Ella más de lo mismo. En pocos segundos inicié las primeras embestidas. Cayeron una detrás de otra. Minutos intensos de placer. Ojalá se parara el tiempo. Sus gemidos seguro que superaban los decibelios permitidos. Eso me excitaba más. Y más. No podíamos parar. Y no lo hicimos, incluso en el estallido final. Vertí todo el semen en el interior de la vagina. Daba igual. O no.
9 meses después nacía Laura. Nuestra hija. Ya no estábamos juntos. De hecho, nunca lo estuvimos. Tan solo tuvimos esa noche de pasión. Nada más. Sin embargo, aprendimos a querernos y a respetarnos por nuestra hija. Lo más importante de mi vida y que me ha hecho mejor persona. A día de hoy tiene 10 años. Todo sigue igual. Juan es su padrino. Manuel la quiere con locura y la luce orgulloso ante sus nuevos amigos. Marta e Isaac se han casado y tienen 3 crios. Preciosos los 3. Natalia sigue igual de guapa como siempre, y también se ha casado con Luis, un cielo de hombre que trata estupendamente a mi hija. Yo, después de varias relaciones fallidas, me centro en demostrarme que puedo ser el mejor padre del mundo. Te quiere. Tu papá.
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